Roberto Lemus / Grupo Cantón
TULUM. — El crecimiento acelerado del sector inmobiliario en Tulum está dejando una estela de destrucción ambiental que pocos quieren ver: toneladas de basura y residuos de construcción que terminan en las selvas.
Así lo denuncia Carlos Montes Gil, vicepresidente de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) en Tulum, quien lanza una alerta sobre lo que él describe como “una catástrofe silenciosa”.
“Te quiero hablar, amigo, de una catástrofe silenciosa que se está devorando las selvas de Tulum: la basura masiva que están dejando los desarrollos inmobiliarios. Es la realidad que nadie ve”, sentenció Montes Gil durante una entrevista en la que hizo énfasis en el impacto real que está dejando la industria de la construcción en los ecosistemas locales.
La preocupación del líder inmobiliario no es gratuita.
Según su observación directa, cada nuevo proyecto en la zona genera al menos dos toneladas diarias de residuos sólidos entre escombro, plásticos, varillas, madera, envases y desechos químicos, de los cuales estima que “el 40% termina en la selva”.
“Yo estoy viendo una tormenta de escombro. Cada proyecto genera más de dos toneladas diarias de residuo, entre las varillas, los plásticos, los químicos, y todo eso… el 40% ¿dónde termina? En la selva”, cuestionó de manera directa.
Montes Gil señaló que la falta de regulación efectiva y la ausencia de supervisión real por parte de las autoridades municipales y estatales está permitiendo que los desarrolladores operen con impunidad ambiental.
Asegura que se están generando tiraderos clandestinos en zonas selváticas aledañas a los fraccionamientos.
“Aquí en Tulum vas a encontrar varios desarrollos que están dejando las basuras. Pero también hacia la zona 11, por donde yo vivo… están haciendo muchos desarrollos y hoy en la mañana salí a caminar: los escombros, la madera, los plásticos”, relató con indignación.
Pero la basura no solo proviene de materiales de construcción.
Montes Gil denunció también el comportamiento de los propios trabajadores de las obras, quienes según su testimonio están dejando una huella paralela de contaminación con desechos domésticos.
“No solo eso, también se está viendo en esta zona que son los mismos trabajadores de la construcción que están tirando los desechos de cerveza, botellas de refresco, comida, así… desecho. Eso nos está llevando a la destrucción”, lamentó.
Esta problemática, aunque evidente para quienes viven cerca de las zonas de expansión, parece no figurar en las prioridades de las autoridades.
No existen programas efectivos de gestión de residuos de construcción ni protocolos de sanción que frenen esta práctica devastadora.
El vicepresidente de AMPI subraya que este patrón de conducta y desinterés institucional está “condenando a Tulum a perder su riqueza natural”, aquella que precisamente dio origen al auge turístico y comercial del municipio.
La situación es grave. Los ecosistemas de Tulum están siendo invadidos por basura, plásticos y desechos contaminantes sin que haya una estrategia coordinada para detenerlo.
En lugar de aplicar normas estrictas para el manejo de residuos, se siguen aprobando licencias de construcción a empresas que no cuentan con un plan de manejo ambiental adecuado.
“Es una catástrofe silenciosa, porque no hace ruido, pero lo va a hacer cuando no tengamos más selva, cuando el turismo empiece a voltear hacia otro lado por el deterioro ambiental”, advirtió.
Montes Gil hizo un llamado urgente a las autoridades de los tres niveles de gobierno y a los desarrolladores a asumir su responsabilidad ambiental. Insistió en que es hora de frenar el caos inmobiliario antes de que los daños sean irreversibles.
Lo cierto es que Tulum, bajo su fachada de paraíso natural, esconde hoy un rostro preocupante: montañas de residuos que avanzan lentamente hacia su núcleo verde.
Y mientras las inversiones crecen, también lo hace la basura que nadie quiere recoger.