Quintana Roo

Tortugas marinas en Tulum: conservación, amenazas y el papel de la comunidad

Redacción/Grupo Cantón.

Las tortugas marinas han habitado el planeta por millones de años, pero hoy enfrentan graves amenazas en Tulum. La conservación no solo depende del gobierno, sino de la participación activa de la comunidad, turistas y residentes.

Tulum.- La costa de Tulum es un santuario natural para cuatro de las siete especies de tortugas marinas que existen en el mundo. Sin embargo, estas especies enfrentan amenazas crecientes debido al desarrollo urbano, el turismo descontrolado y la contaminación, dijo Karla Gómez, voluntaria en programas de conservación de tortugas marinas en la Riviera Maya, quien comparte su experiencia y la importancia de estos esfuerzos.

“Soy voluntaria en el monitoreo de tortugas marinas en el Caribe. Aquí en Tulum, llegan cuatro especies: la tortuga Blanca, la Carey, la Laúd y la Caguama, esta última considerada en crítico peligro de extinción debido a su lento proceso de anidación y a la degradación de su hábitat”, explica Karla.

La temporada de anidación ocurre entre mayo y octubre, periodo en el que las tortugas emergen de las aguas del Caribe para depositar sus huevos en la arena. Sin embargo, las condiciones en las que deben hacerlo han cambiado drásticamente en los últimos años.

Amenazas que enfrentan las tortugas en Tulum:

Uno de los principales problemas es la destrucción de las dunas costeras, ecosistemas esenciales para la anidación de las tortugas.

“Las tortugas buscan el mejor lugar para dejar entre 75 y 120 huevos, seleccionando la temperatura adecuada para la supervivencia de la especie, ya que esta define el sexo de las crías”, detalla la voluntaria.

El crecimiento de la infraestructura hotelera también impacta negativamente.

“El alumbrado en las zonas de anidación debe ser tenue y de color rojo, ya que las tortugas se orientan con la luz de la luna para regresar al mar. Si hay luces blancas o artificiales en exceso, se desorientan y mueren”, advierte Karla.

Otro problema grave es la llegada del sargazo durante la temporada de anidación, dificultando el acceso de las tortugas a las playas. Además, la contaminación con plásticos y microplásticos altera la temperatura de los nidos y pone en riesgo el desarrollo de los embriones.

Las tortugas marinas en México están protegidas por la Norma Oficial Mexicana NOM-162-SEMARNAT, que establece lineamientos para la conservación de estas especies.

“Los hoteles deben respetar la luz, evitar estructuras en las zonas de anidación y reducir la actividad humana en las playas durante la noche”, menciona Karla.

Para garantizar el cumplimiento de estas normas, diversas organizaciones trabajan en la conservación de tortugas en Tulum, como Flora, Fauna y Cultura de México, la CONANP (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas) y el Programa de Kaanan, dirigido por el municipio.

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El voluntariado juega un papel crucial en la protección de estas especies.

“Desde mayo, se forman campamentos tortugueros donde voluntarios, guiados por biólogos, monitorean la llegada de tortugas, protegen los nidos y reubican aquellos que están en riesgo”, explica Karla.

Uno de los mayores desafíos es la extensión de la costa a proteger.

“Desde Arco Maya hasta Punta Allen, son casi 60 kilómetros de playas de anidación. Es imposible cubrir toda el área sin ayuda voluntaria”.

Además del monitoreo nocturno, los voluntarios también organizan limpiezas de playa, ya que los plásticos pueden afectar la incubación de los huevos.

“Las tortugas, al cavar para anidar, mezclan la arena con desechos plásticos, lo que altera la temperatura del nido y puede cambiar el sexo de las crías”, detalla Karla.

Si bien la cantidad de tortugas varía cada temporada, la playa de Conchitas, concesionada al Hotel Azulik, es un punto clave de anidación. En una sola noche pueden subir hasta siete tortugas. Si lo multiplicamos por los meses de la temporada, hablamos de miles de anidaciones en todo el litoral de Tulum.

Para conocer cifras exactas, los voluntarios registran cada nido con estacas numeradas, que incluyen información como la especie, la fecha de anidación y si el nido fue reubicado.

“Se lleva un conteo detallado de las eclosiones para medir el éxito de cada temporada”, menciona Karla.

Turistas y extranjeros, más involucrados que los locales:

Un fenómeno interesante es que los voluntarios extranjeros y residentes foráneos se han involucrado más en la conservación de tortugas que los habitantes locales.

“Muchos extranjeros ven el impacto del plástico en los nidos y entienden la urgencia de actuar. Se organizan en colectivos y participan activamente en limpiezas de playa”, explica Karla.

En contraste, la participación de los locales sigue siendo baja.

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“Existe la mentalidad de que la conservación es responsabilidad del gobierno, pero es algo que nos afecta a todos. Frases como ‘no es mi basura, pero es mi planeta’ deberían motivarnos a actuar”, opina la voluntaria.

Para Karla, el cambio real vendrá con la educación.

“No basta con limpiar playas, porque la basura sigue llegando. Es fundamental impulsar programas de educación ambiental en escuelas y centros de trabajo para concientizar sobre el impacto del plástico y la importancia de conservar los ecosistemas locales”.

Asimismo, destaca que las acciones individuales, como reducir el consumo de plásticos de un solo uso y respetar las normas de protección de las tortugas, pueden marcar la diferencia.

“Tulum es un lugar único, con nueve ecosistemas interconectados, y protegerlo es responsabilidad de todos”, concluye Karla.

Publicado por
Daniela Balbuena