AGENCIA SIM / GRUPO CANTÓN
Playa del Carmen.- Después del paso de “Beryl”, los estragos en Solidaridad han puesto en evidencia un problema arraigado: los árboles foráneos como almendros, ficus y nim, plantados por desarrolladores debido a su bajo costo, resultaron ser vulnerables al clima local y causaron daños significativos en propiedad e infraestructura pública.
Estas especies, elegidas por su rápido crecimiento, presentan raíces superficiales que no logran penetrar el suelo duro de la región. Este defecto estructural, junto con su frondosidad excesiva, hace que sean propensos a colapsar durante tormentas o huracanes, provocando daños severos a redes eléctricas, tuberías y pavimento, e incluso representando riesgos para vehículos y estructuras cercanas.
Juan Carlos Segura Espadas, ex secretario de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Solidaridad, confirmó que estos árboles no solo afectan la infraestructura urbana, sino que también obstruyen alcantarillas, exacerbando los problemas durante las lluvias intensas.
El huracán “Beryl”, aunque menos severo de lo anticipado, derribó numerosos árboles foráneos que ya habían causado estragos en ciclones previos como Gama, Delta y Zeta. Segura Espadas subrayó la necesidad urgente de regular la plantación de árboles en la región, promoviendo especies nativas como la ceiba y el roble, capaces de resistir condiciones climáticas extremas.
“Es imperativo un plan a largo plazo para reemplazar gradualmente los árboles foráneos por especies adecuadas que aseguren la estabilidad y sostenibilidad de nuestra infraestructura”, enfatizó Segura Espadas. Además, señaló la importancia de coordinarse con viveros locales para garantizar el abastecimiento de árboles de crecimiento más lento y adaptados al entorno.
El llamado es claro: la ciudadanía no puede seguir asumiendo las consecuencias de decisiones cortoplacistas en materia de urbanización y desarrollo urbano.