Felipe Carrillo Puerto

Arte del punto de cruz: mujeres mayas preservan su herencia textil

Manuel Chan Uicab / Grupo Cantón

Cientos de mujeres mayas mantienen vivo el bordado tradicional como símbolo de identidad y memoria ancestral en comunidades de Felipe Carrillo Puerto.

Felipe Carrillo Puerto .- Cientos de mujeres mayas luchan por conservar su patrimonio cultural. A través de la técnica de bordado en punto de cruz, plasman en su vestimenta tradicional a las deidades mayas, como la serpiente, símbolo de poder y fertilidad, tal como lo hace la artesana Alejandra Chuc Can, quien porta estas piezas con orgullo.

Alejandra Chuc Can, originaria del pueblo artesanal de X-Pichil, ubicado en el municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, participó en el foro “El textil como patrimonio vivo: historia y cosmovisión de los pueblos originarios, de norte a sur”, realizado en el Encuentro de Arte Textil Mexicano, organizado por el Gobierno de México a través de Original; un evento en el que jamás imaginó participar.

Este encuentro fue un espacio de diálogo donde maestras, maestros y especialistas compartieron saberes sobre la historia, la cosmovisión y la fuerza del textil como patrimonio vivo. En este marco, Alejandra habló del trabajo que realizan como colectivo Lol-Chuy, su organización comunitaria, los retos que enfrentan y el compromiso de preservar el conocimiento ancestral heredado por sus antecesoras.

El legado proviene de su abuela, o mamin, Apolinaria Coh Hau (+), y posteriormente de Doña Julia Can Coh (+), madre de Alejandra, quien le transmitió el conocimiento del antiguo arte del bordado, así como el simbolismo presente en cada geometría plasmada en la prenda tradicional.

El Encuentro de Arte Textil Mexicano tuvo lugar en el Centro Cultural Tijuana, donde las y los asistentes pudieron apreciar piezas provenientes de Oaxaca, Veracruz, Quintana Roo y Yucatán, en las que el color, los tintes naturales, los bordados y las formas revelan la memoria viva de sus territorios.

En entrevista telefónica, la artesana explicó que su colectivo representa la séptima generación de bordadoras, y actualmente está conformado por 25 mujeres que representan a 18 familias de la comunidad de X-Pichil, donde existen alrededor de siete colectivos dedicados al bordado, un arte que transmite un lenguaje único en cada geometría y trazo.

“Nos dijeron que no teníamos derechos, y ahora estamos avanzando. Los retos son de todos los días; eso nos lo enseñaron mi mamá y mi abuela, quienes al principio solo bordaban servilletas para vender”, indicó.

Doña Alejandra, de 53 años, afirmó que la vestimenta tradicional es parte fundamental de su identidad, por lo que considera importante seguir bordando y portándola con orgullo para que las nuevas generaciones mantengan viva esta herencia.

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Mencionó que el hipil con el que participó lleva por nombre Ek’ u tánil u pool kan, que en español significa Cabeza de serpiente, diseño conformado por estrellas que simbolizan poder, fertilidad y conocimiento. Esta prenda, explicó, puede usarse en un evento especial, una fiesta del pueblo o una boda.

La comunidad avanza en el arte y en las aportaciones de las mujeres mayas, pero aún avanza lento en cuanto a la atención de necesidades básicas como vivienda, salud, caminos y energía eléctrica.

Consciente de que los retos son diarios, Alejandra Chuc Can expresó —en lengua maya— que, si estas necesidades fueran atendidas, las mujeres de su comunidad avanzarían con mayores oportunidades.

Publicado por
Daniela Balbuena