Chetumal.- Con la imposición de ceniza en las iglesias católicas dio inicio el periodo de cuaresma, que son 40 días de reflexión, con oración, ayuno y penitencia, aseveró David Martín Leal, párroco del Santuario Guadalupano de Chetumal.
Este miércoles las iglesias católicas programaron su celebración eucarística a partir de las 7 de la mañana y hasta las 9 de la noche, para que los fieles puedan acudir a esta celebración litúrgica que cada año se lleva a cabo como parte del inicio de la cuaresma, una de las etapas más importantes que se viven.
En este sentido, el párroco del Santuario Guadalupano de Chetumal mencionó que este es un período de oración y penitencia, en el cual se debe reflexionar por la vida que uno lleva y cambiar las cosas malas que uno hace para el arrepentimiento verdadero hacia el camino de la salvación y el descanso eterno.
Explicó que en este periodo de cuaresma la penitencia y el ayuno no solo es el compromiso de dejar los alimentos por ciertos periodos, sino que también puede ser el dejar algún hábito o excesos que eviten cumplir con acciones buenas; como por ejemplo si una persona es muy constante a revisar el teléfono lo puede dejar, al igual se pueden alejar otros objetos, o en su caso bajarle a los excesos.
“Son 40 días de oración, ayuno y penitencia, es un tiempo de reflexionar sobre aquello que hemos hecho mal y volver a Dios porque realmente tenemos que estar preparados para cuando Dios nos llame, la vida no es eterna y hay que vivirla como Dios pide con orden y armonía”, abundó.
Declaró que estos 40 días sirven para regresar a Dios y realizar acciones buenas, por eso es importante “bajarle a los excesos”, ciertamente la iglesia pide hacer el ayuno, pero también es importante la abstinencia.
Martin Lean dijo que la ceniza también recuerda a las personas que “polvo son y en polvo se convertirán”, por eso todas las acciones marcadas en la fe deben ser consideradas como buenas ante los ojos de Dios.
En la homilía de este miércoles también se hizo referencia al tema de la discreción, pues cuando se da una limosna no es necesario anunciarlo como hacen los hipócritas sentados en la sinagoga, porque en ocasiones esas no son de corazón.