Mucho antes de convertirse en el centro turístico que es hoy, Cancún era una isla deshabitada, rodeada por vastos manglares y una densa vegetación.
Su nombre ancestral, que ha perdurado a lo largo de los siglos, rememora la relación de los mayas con la tierra y los animales sagrados, así como su profundo respeto por la naturaleza.
Aunque hoy en día Cancún es sinónimo de resorts y vida nocturna, su nombre sigue siendo un recordatorio de sus orígenes prehispánicos y de su identidad ancestral.
Este simbolismo es significativo, ya que la serpiente era una figura clave en la cultura maya, asociada al renacimiento, la fertilidad y la protección.
El nombre de Cancún no solo es un vestigio del pasado, sino también un reflejo de la cosmovisión indígena que persiste, incluso en medio del auge turístico y el crecimiento urbano.
Así, cada visitante pisa una tierra cargada de historia, aunque muchos desconozcan el profundo significado detrás del nombre que pronuncian.