Internacional.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado las tensiones comerciales con China, al anunciar su intención de imponer un arancel del 10% sobre las importaciones chinas a partir del 1 de febrero de 2025, en respuesta a lo que considera un maltrato continuo hacia su país.
En su primer día de mandato, Trump volvió a acusar a China de estar involucrada en el tráfico de fentanilo, lo que, según él, justifica las medidas punitivas.
“Nos tratan muy mal. Por eso, tendrán que pagar aranceles”, afirmó Trump, refiriéndose tanto a China como a la Unión Europea, que también se enfrenta a una amenaza similar por parte del mandatario estadounidense.
Estas declaraciones refuerzan su agenda proteccionista, heredada de su primer mandato, en un contexto global ya marcado por las repercusiones de las políticas arancelarias previas.
En respuesta, el régimen chino no tardó en reaccionar. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Mao Ning, destacó que China “defenderá sus intereses nacionales” ante las nuevas amenazas, aunque dejó claro que Beijing prefiere evitar una guerra comercial.
Según la funcionaria, “no hay ganadores en una guerra arancelaria”, y la mejor manera de manejar las diferencias entre las dos naciones es mediante el diálogo y la cooperación.
La Estrategia Comercial de Trump y las Consecuencias Globales
Este enfrentamiento comercial no es nuevo. Durante su primer mandato, Trump ya había impuesto aranceles a las importaciones chinas, acusando a Beijing de prácticas comerciales desleales, como la manipulación de la moneda y el robo de propiedad intelectual. En este contexto, las nuevas amenazas de aranceles sobre el comercio chino podrían intensificar aún más las fricciones entre las dos economías más grandes del mundo.
El presidente de Estados Unidos también ha señalado que está dispuesto a aplicar aranceles aún más altos si las negociaciones no producen resultados. Al mismo tiempo, el gobierno estadounidense ha iniciado una revisión de su sistema comercial, que podría abrir la puerta a nuevas medidas contra países que, según Trump, afectan negativamente a la economía de su país.
Reacciones Internacionales y Preocupación en Europa
Las políticas de Trump han sido recibidas con cautela por otros actores internacionales. En Europa, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó la disposición del bloque para “defender sus intereses” mientras mantiene abiertas las vías de negociación con la administración estadounidense.
Durante su intervención en el Foro Económico Mundial de Davos, von der Leyen subrayó que, aunque la UE está dispuesta a ser pragmática, no cederá en sus principios ni en la defensa de sus valores.
Por otro lado, en China, las autoridades han reiterado que, aunque están dispuestas al diálogo, continuarán con sus políticas en defensa de su economía, que sigue dependiendo en gran medida de las exportaciones para el crecimiento económico. A pesar de los esfuerzos por fomentar el consumo interno, el comercio sigue siendo esencial para el desarrollo del gigante asiático.
Impacto de las Medidas en la Economía Global
La guerra comercial entre China y Estados Unidos no solo afecta a las dos potencias, sino que tiene repercusiones globales. El impacto de nuevas tarifas arancelarias podría generar incertidumbre en los mercados internacionales y alterar las cadenas de suministro globales. A pesar de las tensiones, algunos países como Brasil, India, Turquía y China ven con optimismo la reelección de Trump, creyendo que sus políticas de mano dura podrían beneficiar a sus economías.
A medida que se acerca el 1 de febrero, fecha clave para la implementación de las nuevas tarifas, el mundo observa de cerca cómo se desarrollan las negociaciones entre dos de las principales potencias económicas, con la esperanza de que el diálogo supere la confrontación y se evite una escalada de la guerra comercial.