A casi dos años de que el niño de 10 años Caleb Schwab perdiera la vida decapitado en un tobogán de un parque acuático de Kansas, los investigadores del caso habrían determinado que la atracción en la que ocurrió el trágico accidente fue construida violando estándares básicos de seguridad.
Según lo reveló un reciente informe de The New York Times, la compañía Schlitterbahn Waterparks and Resorts habría quebrantado conceptos de seguridad en la construcción del tobogán y apresurado de sobremanera la fabricación de la atracción con el fin de impresionar a los productores del programa Xtreme Waterparks del canal Travel Channel.
Al parecer, los directivos del parque no habrían realizado pruebas suficientes para determinar si la atracción era lo sufrientemente segura para sus usuarios. Además, las autoridades han revelado que el tobogán fue abierto a pesar de que los mismos diseñadores de este tenían serias preocupaciones de que alguien pudiera resultar herido.
Verrückt, nombre que tenía la atracción y que se traduciría del alemán como “Loco” o “Insano”, abrió sus puertas en julio del 2014. Por lo menos 14 personas resultaron heridas en el tobogán, que fue cerrado permanentemente cuando en agosto del 2016 el pequeño Caleb saliera expulsado de la balsa e impactara una barra de metal que lo decapitó.
La nota del diario neoyorquino, agrega que el pasado lunes Jeffrey W. Henry, uno de los dueños de Schlitterbahn Waterparks and Resorts fue arrestado en la frontera con México y afronta múltiples cargos por el caso de la muerte de Schwab. La firma a cargo del parque acuático y el director de operaciones Tyler Austin Miles fueron acusados también por la fiscalía de Kansas de 20 cargos criminales.
El tobogán, que contaba con una altura de 170 pies, era considerado como uno de los más altos del mundo y también como uno de los más rápidos que existían.
