Cancún,-La muerte del escritor peruano Mario Vargas Llosa, ocurrida el 13 de abril de 2025 en Lima, no solo ha traído recuerdos de sus obras más emblemáticas y su papel central en el Boom Latinoamericano, sino también de uno de los episodios más comentados en la historia literaria de América Latina: su cercana y turbulenta relación con el colombiano Gabriel García Márquez.
Antes de conocerse personalmente, Vargas Llosa ya sentía una profunda admiración por la obra de García Márquez, especialmente por Cien años de soledad, publicada en 1967. Ese mismo año se conocieron en Caracas, cuando el peruano viajó a recibir el Premio Rómulo Gallegos por su novela La casa verde.
En una entrevista posterior, Vargas Llosa recordó: “Cuando nos vimos las caras en el aeropuerto de Caracas en 1967 ya nos conocíamos y ya nos habíamos leído, pero el contacto fue inmediato, la simpatía recíproca y creo que al salir de Caracas ya éramos amigos.”
La amistad se fortaleció en Barcelona, ciudad donde ambos vivieron en los años 70. Vargas Llosa se trasladó con su esposa Patricia, dos años después de que García Márquez y Mercedes Barcha se establecieran ahí. Compartían tertulias, comidas, y una profunda admiración mutua.
Vargas Llosa incluso dedicó dos años a estudiar la obra de su colega y publicó en 1971 Historia de un deicidio, un extenso análisis sobre la narrativa del autor de Macondo, que sigue siendo una referencia esencial sobre su literatura.
Todo cambió el 12 de febrero de 1976 en la Ciudad de México. Vargas Llosa asistía al estreno de La odisea de los Andes, película cuyo guion había escrito. Allí, en el vestíbulo del Palacio de Bellas Artes, se reencontró con García Márquez.
Según testigos, el colombiano se acercó con los brazos abiertos y una sonrisa, diciéndole “¡Hermanito!”, pero el peruano respondió con un puñetazo directo al ojo izquierdo.
El golpe lo dejó en el suelo, y algunos escucharon a Vargas Llosa decir: “¡Esto, por lo que le hiciste a Patricia en Barcelona!” o, según otra versión, “¡Esto, por lo que dijiste a Patricia!”.
La escena fue tan sorprendente como dolorosa. Elena Poniatowska relató que Mercedes Barcha, esposa de García Márquez, corrió a un restaurante cercano por una chuleta cruda para reducir la hinchazón del ojo, antes de retirarse discretamente en un vochito.
Nunca se conoció con certeza el motivo del altercado. Las teorías abundan. Algunos lo atribuyen a problemas maritales entre Vargas Llosa y su esposa, donde supuestamente García Márquez y Mercedes se volvieron confidentes de Patricia.
Otros señalan un posible desacuerdo político, dado que Vargas Llosa se distanció con el tiempo de las posturas de izquierda que García Márquez defendía. Sin embargo, el propio escritor peruano desmintió esta causa: “El distanciamiento con él se debió a una cuestión personal, que no tiene nada que ver con su posición ideológica, de la cual discrepo profundamente.”
La versión más popular aunque nunca confirmada es que García Márquez habría aconsejado a Patricia que se separara de Vargas Llosa.
El escritor peruano, por su parte, evitó hablar públicamente del tema durante décadas, diciendo únicamente: “Eso vamos a dejárselo a los historiadores.”
