REDACCIÓN / GRUPO CANTÓN
Recientemente, ha circulado la noticia sobre el asteroide 2024 YR4 y su potencial impacto con la Tierra en 2032. Esta información ha generado alarma, pero es importante entender los detalles detrás de esta situación, que en su mayor parte, no tiene por qué preocuparnos.
El asteroide 2024 YR4 fue descubierto hace semanas, y desde entonces se ha estado monitorizando con atención. Uno de los aspectos que más inquietud ha generado es el aumento gradual de la probabilidad de impacto, que ha ido en aumento en las últimas semanas. Sin embargo, esta probabilidad no es tan alta como podría parecer a simple vista.
La razón por la que la probabilidad de impacto ha aumentado es la imprecisión en la predicción de la órbita del asteroide. Esto se debe a que solo hemos tenido la oportunidad de observar una pequeña fracción de su movimiento alrededor del Sol. Cuando se proyecta su trayectoria hacia el futuro, se genera una zona de incertidumbre que abarca la órbita de la Tierra. Esta incertidumbre es lo que ha incrementado la posibilidad de un impacto, pero también es importante destacar que esta probabilidad sigue siendo baja.
Gracias al trabajo de equipos científicos de todo el mundo, que están utilizando algunos de los telescopios más avanzados, como los de 2 a 4 metros de diámetro, se ha mejorado la precisión de la órbita del asteroide. Esta observación continua permite realizar predicciones más detalladas. A partir de marzo, los telescopios más grandes, de entre 8 y 10 metros de diámetro, tomarán el relevo, así como el telescopio espacial James Webb, que proporcionará información desde el espacio.
Uno de los puntos clave en la predicción de la trayectoria de un asteroide es la llamada “labor astrométrica”, que consiste en determinar la localización exacta del asteroide respecto a las estrellas de fondo. A medida que se afina la observación, la incertidumbre disminuirá y, con ello, la probabilidad de impacto.
Un gráfico proporcionado por la NASA muestra cómo esta incertidumbre afecta las proyecciones. En él, se visualizan diferentes “clones” del asteroide, representaciones con pequeñas variaciones en su órbita. Aunque algunos de estos clones podrían pasar cerca de la Tierra, la probabilidad de que uno de ellos cause un impacto real es extremadamente baja. En los escenarios actuales, apenas dos de cada cien clones podrían golpear la Tierra o la Luna. Y aún en esos casos, la posibilidad de que el asteroide pase por un “keyhole”, un área específica que garantizaría un impacto, es mínima.
La activación del Protocolo de Defensa Planetaria de la ONU, que ocurre de manera automática al descubrirse un nuevo asteroide, ha generado también algo de preocupación. Sin embargo, este protocolo está diseñado para estudiar cualquier asteroide descubierto, independientemente de su probabilidad de impacto. Si un asteroide tiene un diámetro mayor a 10 metros y una probabilidad de impacto superior al 1 %, como es el caso de 2024 YR4, se activa este protocolo. La NASA, a través de la IAWN (Red Internacional de Alerta de Asteroides), y la ESA, a través de la SMPAG (Grupo de Planificación de Defensa Planetaria), están supervisando el asteroide y proporcionando actualizaciones periódicas.
En resumen, aunque la probabilidad de impacto ha aumentado ligeramente, la situación sigue siendo tranquilizadora. La observación continua y la precisión creciente en las mediciones permitirán reducir la incertidumbre y, lo más probable es que el asteroide pase sin mayores consecuencias. A pesar de las preocupaciones, la tecnología y la cooperación internacional están trabajando para protegernos de cualquier posible amenaza.