REDACCIÓN / GRUPO CANTÓN
Lima, Perú.- El expresidente de Perú, Alejandro Toledo, fue sentenciado este lunes 21 de octubre a 20 años y seis meses de prisión por su implicación en el escándalo de corrupción relacionado con la constructora brasileña Odebrecht, que ha dejado huella en toda América Latina tras pagar millones en sobornos a funcionarios gubernamentales.
Toledo fue acusado de haber recibido 35 millones de dólares en sobornos de Odebrecht a cambio de permitir la construcción de una autopista en Perú. La Sala Superior Nacional de Justicia Penal Especializada en Lima dictó la sentencia después de años de disputas legales, que incluyeron la controvertida extradición de Toledo desde Estados Unidos, donde residía.
La jueza Inés Rojas destacó que las víctimas de Toledo fueron los peruanos que “confiaron” en él como presidente, recordando que su deber era administrar las finanzas públicas y garantizar el uso correcto de los recursos. En cambio, Rojas afirmó que “defraudó al Estado”.
Odebrecht, que ha estado involucrada en la construcción de importantes proyectos en América Latina, admitió en 2016 ante las autoridades estadounidenses haber obtenido contratos gubernamentales a través de sobornos. La investigación del Departamento de Justicia de EE. UU. condujo a pesquisas en varios países, incluyendo México, Guatemala y Ecuador.
En Perú, Toledo es uno de varios expresidentes acusados de recibir sobornos de Odebrecht. Se alegó que recibió 35 millones de dólares a cambio de un contrato para construir 650 kilómetros de carretera, cuya estimación inicial de costo era de 507 millones de dólares, pero que terminó costando al país 1.250 millones.
Durante la audiencia, Toledo mostró actitudes desafiantes, sonriendo y riendo en momentos clave, especialmente cuando se mencionaban las cifras millonarias involucradas y cuando se discutían las dificultades para leer las pruebas del caso. A lo largo del proceso, también insistió en su derecho a consultar a su abogado.
Toledo cumplirá su condena en un penal en las afueras de Lima, diseñado específicamente para albergar a expresidentes peruanos. A sus 78 años, fue arrestado en 2019 en su casa de California, donde había estado viviendo desde 2016 como profesor visitante en la Universidad de Stanford. Inicialmente, estuvo en aislamiento en una cárcel de San Francisco, pero fue liberado bajo arresto domiciliario en 2020 debido a la pandemia y a problemas de salud mental.
Fue extraditado a Perú en 2022 tras una decisión judicial que denegó su apelación, y desde entonces ha estado bajo prisión preventiva.