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19 abril, 2024

México

Pripanistas: apadrinados y producto de regímenes

CIUDAD DE MÉXICO.- A estos hombres y mujeres de la Corte acudió –mediante un co­misario, nombrado específica­mente para cumplir tan delicada tarea– el presidente López Obra­dor para buscar la “curación” del país. Y vaya que al enviado no le costó mucho trabajo dar con ellos. Fue a la calle de José Ma­ría Pino Suárez 2, donde recibió noticias de que la mayoría de los togados, apadrinados y producto de los regímenes pripanistas, sólo utilizaban el cargo en su beneficio y torcían las leyes a su ambición.

Estos personajes son muy co­nocidos en México, y muy espe­cialmente en el ámbito judicial que, lejos de tenerlos (as) por buenos impartidores de justicia, los consideran como represen­tantes de un poder conservador de privilegios. Hombres y muje­res que con un solo acto podrían detener la marcha del país. Abu­saban de sus facultades y demos­traban que la SCJN es una es­pecie de club de recomendados, designados por familiares, ami­guismo o su cercanía con el poder en turno.

Disimularon o volvieron la vista cuando las masacres (de Ayotzinapa, por ejemplo) y la co­rrupción prevaleciente durante los sexenios de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto. Por su abulia y avaricia monetaria, a la Suprema Corte se le conside­raba un poder incómodo. Un Po­der que, sin embargo, no protestó cuando, en 1995, el presidente Zedillo, de golpe y porrazo prác­ticamente lo deshizo al despedir a la mitad de los ministros, para poder imponer sus decisiones neoliberales con mayor libertad.

LOS MEJOR PAGADOS

Hasta antes de la llegada de An­drés Manuel a la Presidencia de la República, cada mes los togados (as) se embolsaban hasta 600 mil pesos por concepto de salario. Algo realmente ofensivo, que nada tenía que ver ni con el cambio que el país necesitaba y demandaba la gente, ni con la jus­ticia que ellos decían representar. Eran los funcionarios públicos mejor pagados en el mundo.

A mediados de junio de 2019, en la mañanera, el presidente Ló­pez Obrador afirmó que, de con­formidad con la ley, promovería la reducción de los salarios de los altos funcionarios públicos, “por­que son salarios exagerados, son ofensivos, los salarios de los altos funcionarios públicos en el país y, de manera particular, en el Po­der Judicial, llegan a recibir hasta 600 mil pesos mensuales”.

Dijo que ese tipo de salarios, además de ofensivo, no tenían que ver ni con el cambio que el país necesitaba y que demanda la gente, ni con la justicia, al con­trario, es una arbitrariedad y eso no sucede en otros países, son los funcionarios públicos mejor pa­gados en el mundo.

Los togados se inconformaron y acudieron a recursos legales. Y Obrador respetó su decisión, porque “están en su derecho y nosotros vamos a respetar las decisiones que tomen (…) porque queremos que haya un Estado de Derecho”, dijo.

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EL APOGEO NEOLIBERAL

Ya podemos figurarnos que con esta mala fama, el enviado pre­sidencial pronto perdió la es­peranza de que estos hombres y mujeres de la Corte pudieran coadyuvar al Presidente a medio cerrar las heridas que con sus ac­ciones los exmandatarios abrie­ron en la piel de México.

Tal vez exageró, pero hasta pensó que el Presidente podría llegar al extremo de proponer la renovación a fondo a la Suprema Corte, como en su momento lo hizo Ernesto Zedillo para reducir a once el número de ministros. Podría, si se lo propusiera, jubilar a quienes ingresaron al máximo tribunal en el apogeo del neoli­beralismo, cuando reinaban los presidentes a quienes, sin duda, intentarían salvar de ser someti­dos a consulta popular.

Como José Fernando Franco González Salas, quien ingresó a propuesta del presidente Fox; como Arturo Zaldívar, José Ma­ría Pardo Rebollar, Alfredo Gu­tiérrez Ortiz Mena, Luis María Aguilar Morales y Alberto Gela­cio Pérez Dayán, propuestos por Calderón; y Norma Lucía Piña Hernández y Javier Laynez, por Peña Nieto.

En esta circunstancia, quienes entre sus iguales de la Corte se colocaron en el ojo del huracán fueron los ministros que llegaron al máximo tribunal a propuesta del presidente López Obrador: Yazmin Esquivel, Margarita Ríos Farjat y Juan Luis González Al­cántara Carrancá. ¿Cómo vota­rían? (continuará).

 

Vía: Tabasco HOY

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