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28 marzo, 2024

México

“No soy hombre de venganza”: AMLO

CIUDAD DE MÉXICO.- López Obrador –que toleró los comentarios adversos y hasta burlones de los “especialistas” en Derecho Penal al enterarse que se proponía enjuiciar a los expresidentes, quienes tampo­co tomaron en serio eso de ver­se sentados en el banquillo de los acusados–, se llenó de gusto de veras cuando el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó (en votación dividida, el jueves 1 de octubre) que procedía la consulta.

–La consulta popular ya es constitucional, y así se podrá enjuiciar a los que actuaron mal–dijo apenas se enteró de la buena nueva para el pueblo, que tanto piden se les abra pro­ceso penal a los cinco exman­datarios del neoliberalismo.

El Presidente ha dicho que busca que el pueblo vuelva a creer en la justicia y se juzgue a los cinco expresidentes, a los cuales acusa de haber cometido toda suerte de delitos. Por seis votos contra cinco, el máximo tribunal de justicia del país declaró como válida y consti­tucional una consulta popular para determinar si debe apli­cárseles la ley.

1 DE OCTUBRE, DÍA FELIZ

López Obrador argumenta que la consulta permitirá castigar a quienes siempre han permane­cido impunes. En su posición de estadista, que mira hacia el futuro y no hacia el pasado, sostiene que no es un hombre de venganzas.

Su insistencia radica en que las fiscalías tienen la obligación de investigar los delitos y los ministerios públicos, la de pro­cesar a quienes son acusados de cometerlos. Como es el caso de Salinas, Zedillo, Fox, Calde­rón y Peña Nieto.

Sorprendió, sin embargo, que cinco de los once ministros de la Corte no avalaran la con­sulta popular, que no es otra cosa que escuchar al pueblo de no dejar en la impunidad a de­lincuentes. Aun así, el pasado 1 de octubre fue un día feliz para quienes creen que México me­rece vivir en un Estado de De­recho.

SE PASARON DE LA RAYA

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A principios de 2019, en reu­nión con su grupo compacto de colaboradores más cercano que, conociéndolo, sabían que su decisión anunciada desde su campaña iba en serio, el presi­dente López Obrador exclamó:

–Éstos se pasaron de la raya– les dijo, en alusión a los cinco ex­presidentes, sus antecesores.

–Sí que se pasaron –respon­dió uno de ellos–, y no enume­ro otras tantas cosas que hicie­ron por no echarle más leña a la lumbre y porque nada se consi­gue con eso, pero merecen ser enjuiciados.

–Merecen otra cosa…; no sé lo que será, pero es necesario casti­garlos–abundó el mandatario.

–¿Qué más castigo que la cárcel? –terció otro–. ¿No la misma Corte afirma que sus delitos no prescriben?

–No lo sé, yo no soy un hom­bre de venganzas; no quiero que mi deseo de hacer justicia, se considere como una cacería de brujas.

–Pues yo tampoco soy de venganzas, pero con tal de sa­nar las heridas del país, sea cacería o no, estaría resuelto a todo. Consultaré a otros es­pecialistas por última vez, si le parece señor Presidente.

–Es inútil, te dirán lo mis­mo: sus delitos no prescriben. Ni idea tienen en la que se me­tieron– remató.

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PURA PROMESAS HUECAS

Como consecuencia de aquella reunión, López Obrador orde­nó se recurriera a la hemero­teca, hablar con testigos pre­senciales dispuestos a declarar e, incluso, se sondeara entre la población. Todas estas pesqui­sas debían iniciarse desde sus propuestas de gobierno, cuan­do eran candidatos presiden­ciales, hasta sus acciones ya como presidentes de la repú­blica. No hubo sorpresas.

Quienes se abocaron a esta ardua tarea, encontraron que de nada habían servido los de­bates ni las campañas de los cinco investigados. El pueblo sólo conoció sus gastadas pro­mesas huecas, tanto de ellos como de sus respectivos parti­dos: el PRI y el PAN. Sólo fue­ron palabras que se las llevó el viento (continuará).

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