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23 abril, 2024

México

Mujeres que la violencia dejó solas en Edomex, Guerrero, Tamaulipas y Durango

CIUDAD DE MÉXICO.

 “Tengo 16 años, nací en Santo Tomás de los Plátanos, me casé allá por darle gusto a mi mamá, pero ya no vivo ahí, ahora vivo en Toluca, con mi esposo, pero mi mamá sigue viviendo allá, ella tiene 50 años y dice que tiene la esperanza de que mis hermanos mayores regresen, que por eso no se mueve de la casa, se quedó con otro hermano un poco más grande y con otro más chico, yo soy la única que he podido salir, a mi papá lo mataron y mis hermanos se hicieron malos, ya están con los delincuentes, allá muchos se dedican a eso, porque los hombres tienen pocas opciones”, platicó Aracely, originaria de Santo Tomás de los Plátanos, población del Estado de México, cercana a la frontera con Michoacán.

Ese lugar cuenta con cerca de 750 habitantes, de los cuales, oficialmente hay 358 hombres y 408 mujeres, pero entre los mexiquenses es conocido como “el pueblo de las viudas”.

“No es que haya puras viudas, aunque sí hay varias, pero el asunto es que son pocos los habitantes y muchas son mujeres, chavos y niños, entonces algunos acá la verdad sí vamos allá a buscar novia o esposa, yo así conocí a mi mujer, ella me aceptó, pero yo le dije que allá no vivíamos, yo tengo mi trabajo aquí en el municipio (de Toluca) y nuestra vida teníamos que hacerla acá”, expresó el esposo de Aracely, Esteban, quien labora desde hace varios años en el municipio tolucense.

Señaló que no le avergüenza reconocer que fue a buscar una esposa a Santo Tomás de los Plátanos: “Muchos lo hacen así y a ellas les conviene más, porque viven en un ambiente de violencia, allí están en plena zona de operación del narcotráfico y esos grupos son los que reclutan a los jóvenes, como en el caso de los hermanos de Aracely”, indicó.

En los municipios que colindan con Michoacán operan los grupos que se fragmentaron de la Familia Michoacana, así como los denominados Los Pelones, por lo que la violencia generada en la zona ha dejado poblaciones en condiciones similares a las de Santo Tomás de los Plátanos.

En el Estado de México hay otras poblaciones también identificadas entre los mexiquenses como “pueblos de viudas”, porque primordialmente habitan las mujeres ante la migración o el asesinato de los varones.

Rocío vive en Luvianos, en la frontera mexiquense con Guerrero, donde, dijo, todos los días viven algún crimen: “Antes era un asunto de conflictos entre familias o vecinos, ahora el narco no nos deja estar en paz, nos están matando”, platicó.

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De acuerdo con un estudio realizado por el Centro de Investigación y Estudios Avanzados de la Población (CIEAP), municipios como éste son parte de la estadística del 10 por ciento de migrantes que dejan sus lugares de origen por motivos de violencia.

“A mi papá lo mataron, a mi esposo lo mataron, ahora mi mamá y yo estamos solas, con mis hermanos y mis hijos, cómo nos manteníamos allá, si ya ni siquiera nos dejan trabajar, ellos (el crimen organizado) controlan todo, nos tuvimos que ir, pero nuestros conocidos siguen allá. Se supone que hay hombres, pero muchos se han ido con todo y sus familias, eso fue lo que debimos hacer nosotros antes de que nos los mataran”, lamentó.

“No sé si somos un pueblo de viudas, somos un pueblo viudo, somos un pueblo sin pueblo, ahora andamos de un lado a otro, penando y dando pena”, remarcó Rocío.

Esta situación también se presenta en otras localidades del Estado de México, como Villa Victoria, así como en otras entidades, como en Almoloya, perteneciente al municipio de Arcelia, en plena Tierra Caliente de Guerrero.

Las actividades delincuenciales de grupos como Los Ardillos, Los Rojos y Los Pelones tienen en crisis esta región guerrerense, donde la población de Almoloya está conformada primordialmente por mujeres, jóvenes y niños, debido a que los hombres son objeto de asesinatos del crimen organizado, que también los recluta.

Un regidor de Arcelia, quien pidió el anonimato, explicó a Excélsior, vía telefónica, que en esa zona tienen muchos problemas por las actividades del narcotráfico y reconoció que lugares como Almoloya, donde oficialmente tienen casi mil habitantes, se está quedando solo porque la gente literalmente está huyendo.

“La verdad es que las familias se están yendo, pero de los que se quedan hay muchas mujeres solas con sus hijos, tratando de sobrevivir, porque a los maridos, a los hijos, los matan, los secuestran, los reclutan; ellas también son objeto de vejaciones, porque están solas, a esto ya no le vemos salida”, admitió.

Hacia el norte, en Tamaulipas, hay varios pueblos fantasma y de viudas, como el de los Guardados de Abajo, en el municipio de Camargo, donde viven 326 personas, de las cuales la mayoría son hombres –172– que casi ya dejaron solas a las 154 mujeres que habitan en el lugar debido a la violencia que prevalece en la zona.

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En Durango, en Santiago Papasquiaro, identificado como uno de los que registra más delitos en la entidad y por las actividades del narcotráfico, también hay comunidades poco habitadas, como Los Herrera y Nuevo San Diego, con menos de 600 habitantes, que también tienen poblaciones mayoritariamente de mujeres debido a que los hombres han migrado por los problemas de inseguridad.

 

Vía Excelsior

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