Ciudad de México.- El tercer y último debate presidencial será la última oportunidad de mover las tendencias electorales de cara a los comicios del primero de julio. Lo que veremos será muy probablemente una dura confrontación entre José Antonio Meade y Ricardo Anaya, con un Andrés Manuel López Obrador que tratará de ser, lo más posible, un espectador de ese enfrentamiento.
Pero el debate, si bien tiene una agenda imposible de cumplir cabalmente, puede mostrar también otras cosas, sobre todo porque podremos ver qué tanta es la diferencia real entre los proyectos de país y desarrollo de los candidatos. El momento económico es especialmente delicado: una renegociación inconclusa del TLC que después de los exabruptos de Trump en la cumbre del G7, sobre todo con el premier canadiense Justin Trudeau, no se ve en absoluto optimista; una guerra comercial en ciernes; la necesidad de redefinir muchos capítulos de nuestra inserción en la globalidad y de nuestro propio sistema productivo, al mismo tiempo que se combate la corrupción, la inseguridad y la desigualdad.
Sin duda el mejor preparado para estos temas es Meade, con una larga y fructífera carrera que abarca precisamente todos esos ámbitos, desde el desarrollo social hasta las relaciones exteriores, pasando por el manejo de la hacienda pública. Pero el punto emocional y de expectativas está, sobre todo, con López Obrador. Muchas veces cuando se abordan estos capítulos la pregunta es cuál es el verdadero López Obrador, pues ha ofrecido a diferentes auditorios, distintas versiones sobre lo que es y lo que quiere.
Si hoy en Mérida nos encontramos con el López Obrador que fue la semana pasada al encuentro con el Consejo Mexicano de Negocios tendremos un personaje moderado, que acepta acuerdos, pero que será interrogado, esperemos, sobre todo en temas muy concretos: apertura de mercados, del sector energético, aeropuerto, TLC. Tendrá y ofrecerá opciones pragmáticas, incluso más allá de sus convicciones profundas. Eso es lo que comprometieron en las últimas semanas, él y sus principales asesores, para el futuro. Una visión que no tendría que contraponerse con sus programas sociales, más allá de encontrar los recursos idóneos para financiarlos.
Nos está funcionando bien el organismo, el corazón resiste subidas y bajadas. Hoy salimos temprano de la Ciudad de México para ir a Uruapan, Apatzingán, Lázaro Cárdenas, Zihuatanejo y vamos de regreso.
A 20 días del cierre de campaña estamos al 100. Ojalá y todo siga igual. pic.twitter.com/QLao6UVHi8
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) 9 de junio de 2018
López Obrador necesita dar certidumbre jurídica y económica. Todo lo demás puede acomodarse en torno a ello sin menoscabo de sus programas, se compartan o no.