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20 abril, 2024

Trendy

Se quedan sin exclusividad

Inés Gómez Mont tiene 33 años, cinco hijos y no tiene panza, lucía glamorosa en Cuéntamelo ya, donde todas las conductoras están muy buenotas, ¡las bubis se les salen por los ojos! Inés, que era la representación de la mujer de hoy en día, que sí puedes ser ama de casa, madre de cinco hijos, guapa, flaca y tener trabajo, se retira porque tiene un quiste en la cabeza, pero si salió adelante después de que el padre de los triates le dijo “no te me antojas” y la dejó con los bebitos recién nacidos, tendrá la entereza de salir adelante de su enfermedad que la obligó a dejar el programa. Lo bueno es que su marido actual, aparte que es de los pocos putrimillonarios que todavía cree en el matrimonio, porque para que te cases con una mujer que tiene cuatro hijos y tengas otro con ella es que le fascina tener una gran familia, pero además ya le dijo que la va a llevar al fin del mundo a curarse ¡el dinero sí sirve para algo y su marido Víctor Álvarez, con el que tiene dos años de casada, la consiente a morir con un ejército de nanas, cocineras y asistentes para que ella tenga tiempo de ir a quitarse el quiste y pueda seguir educando a su kínder.

A Eduardo Yáñez y a William Levy no les importa que les quitaran sus exclusividades, les dolió un poquititito en los bolsillos, pero alcanzaron a hacerse un ahorrito y dicen que lo guapo y lo buenote no se les va a quitar porque les quiten la exclusividad. Aparte, ellos recibían un millón de pesos al mes sin trabajar, pero los diputados tienen mejor exclusividad y esa se las pagamos nosotros y esos ni guapos ni nalgoncitos están como William Levi ¡puro feo! Dice Yáñez que, aunque le quiten la exclusividad en Televisa, ¿qué tanto pueden comer, una lechuga? Y que a los lugares maravillosos todo mundo se muere por invitarlos a sus casas y viajando en sus aviones privados y en sus yates. Finalmente, lo que dicen es que ellos tienen sus redes con millones de seguidores, ¡que esa naranja ya la habían exprimido bien!

Lambda García y Polo Morín se perdonaron sus infidelidades porque entienden que de repente “se te antoja ese chocolatito, un kiss, un kissito, un besito”. La tentación, te ganan las ganas, aunque comas muy rico en tu casa y nada te falte, se te antoja algo y te lo comes, aunque después vengan los arrepentimientos.

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