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18 abril, 2024

Letras de cambio

Las casitas de Pereyra

Lo tundieron sin haber leído la Ley. Extraño periodismo se ejerce en Quintana Roo sin el mínimo apego a la ética, al profesionalismo. Y peor si hablamos del “ejercicio” de la política. Porque la mal llamada “Ley Casitas”, en lugar de reducir el tamaño de las casas de interés social, lo aumenta al poner como mínimo seis metros de frente.
¿Por qué se fueron contra Juan Carlos Pereyra?

La respuesta es muy simple, después de los resultados de la elección no vemos muchas fichas que pueda mover el gobernador Joaquín en un futuro. O sea, fue un ejercicio de “tírenle al blanco” sin sentido.

Porque, además, la ignorancia de sus críticos es supina en todo sentido. Para comenzar, en Madrid un departamento de 40 metros cuadrados renta 800 euros al mes, mínimo. Es decir, poco más de 18 mil pesos. En Nueva York se debe pagar, por el mismo espacio, dos mil dólares. La cotización del espacio en otros países es muy cara. Si quieres comprar un “departamento” donde apenas te puedes mover, otra vez en Madrid, cuesta alrededor de 300 mil euros.

¿Qué es eso de vivienda de interés social? Definitivo un concepto vigente en nuestro país, y de infinita importancia en Quintana Roo donde la migración ha conformado nuestra población.

¿Es que quiénes despotricaron contra Pereyra, sin conocer la Ley, imaginaron siquiera cómo es vivir hacinados en un cuarto, con nuestro clima?

Se trata, no más, no menos, de la realidad. Esa materia tan ausente. Resultó, por lo visto, más conveniente fustigar al diputado Pereyra. Cruzada a la que, sospechosamente, se sumó la presidenta municipal electa de Solidaridad. ¿Qué tenemos hoy? Una Ley que llena los vacíos al servicio de los constructores, donde se afirma, con toda claridad que las viviendas que se construyan deberán tener seis metros de frente, y 18 de fondo. Lo que suma 108 metros cuadrados… Que vayan a preguntarle a un español, a un europeo si este espacio es pequeño… a ver qué les contesta…

A esto se suma la exigencia, ahora sí legal, de que se construyan estas viviendas populares en lugares previamente urbanizados, con lo que se evita el fraude a los compradores. ¿Qué sigue para Carlos Pereyra? Del tamaño de las pedradas es el sapo, dicen en mi pueblo…

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