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23 abril, 2024

Letras de cambio

La seguridad de los “periodistas”

A los reporteros les estorba mucho, para ejercer su profesión, estar rodeados de policías. Quien haya tenido escolta sabe que es una de las relaciones más complicadas, para ellos y para ti. Que la sensación de agobio es lo común.

Sin embargo, hay que entenderlo, el tema es de seguridad. De verdad. De la necesidad de contar con alguien que ayude a “subir el precio” de tu vida, para que los sicarios se lo piensen dos veces. Para que quienes quieren matarte, tengan que pagar más, que contratar a más gente, que pensar que tu persona tiene interés para la autoridad. Y, por tanto, no cuentan con la misma impunidad.

Es un mensaje. Y, también, dos manos, dos pistolas… En el caso de Francisco Romero El Ñaca Ñaca, el reportero asesinado en Playa del Carmen la semana pasada, hubo una decisión. Personal, suya, por razones que no conocemos, de quedarse sin escolta.

Y aquí entran los viáticos que el señor Alberto Capella determinó quitarles a los escoltas. Sobre todo, antes que, a cualquiera, a los escoltas comisionados con periodistas. Es obvio que ni Romero, ni otros periodistas, tienen capacidad económica para pagarles este dinero “extra”.

Pagarles a policías que están “comisionados”, como era en su caso, fuera de su lugar de origen, Chetumal, donde está su familia y su casa.
Resulta común que el periodista, el que tiene a los policías comisionados, trate de compensar esto con jornadas menos intensas. Tal vez por esta razón Francisco Romero mandó a dormir a sus escoltas.

Habrá quienes piensen que tal vez se iba a encontrar con alguien que no quería que se supiera, pero lo cierto es que los periodistas siempre queremos “encontrarnos” con alguien sin que ninguna otra persona lo sepa. Nuestro trabajo se nutre de “información”.
¿Le habrían salvado la vida? No podemos saberlo.

Lo que sí sabemos, lo que, sí es seguro, es que el tema de la seguridad, de las amenazas, de las escoltas, debe tomarse por todos con mayor seriedad. Es de verdad. Te amenazan, te quieren matar y te matan.

La situación de los policías estatales comisionados como escoltas es algo que debería revisar Alberto Capella, el mismo gobernador. Los viáticos les son muy importantes, y no es justo que se los quiten sin ninguna justificación. Se necesita que haya disposición, de ambas partes, de los escoltados y de los policías, para entender que es un trabajo de 24 horas.

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Ya lo vimos, tristemente, con el asesinato de Francisco Romero… Que alguien le explique a Capella.

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