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Juana, 62 años, tiene diabetes y sufre sin ayuda médica; no tomen refresco, aconseja en mazahua

Estado de México.- Juana Piña Salinas teme dormir, dice que le aterra no despertar más. Trata de mantenerse alerta la mayor parte del tiempo. Borda, ve a sus animales, visita a su padre o hace cualquier otra actividad con tal de no cerrar los ojos.

A los 49 años de edad, la campesina y ama de casa fue diagnosticada con diabetes mellitus tipo 2, situación que vive el 9.4 por ciento de los mexicanos, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut).

Hace 13 años que a la mujer originaria de San Juan de las Manzanas, municipio mexiquense de Ixtlahuaca, le detectaron diabetes. Narra su historia sentada frente al comal donde hace tortillas: habla de lo difícil que es vivir con la enfermedad y sus complicaciones, sin seguro médico y con acceso limitado a alimentos frescos y saludables.

En las pocas tiendas de abarrotes que hay en su comunidad es muy fácil conseguir refrescos, frituras y galletas de todos colores y sabores, pero encontrar frutas y verduras es un verdadero reto, para lograrlo hay que gastar en transporte y la situación económica frecuentemente lo impide.

Le es un poco más factible alimentarse de nopales, lentejas, frijoles, papas y quelites, y lo que nunca falta en su mesa son las tortillas que come hasta sentirse satisfecha.

Una noche, Juana sufrió un derrame cerebral. La clínica del Seguro Popular a la que tiene acceso se encontraba cerrada, los médicos trabajan de lunes a viernes y se van a las dos de la tarde, después de esa hora no hay quien atienda –de forma gratuita– los problemas de salud de la localidad con un alto grado de marginación y donde habitan alrededor de 4 mil personas, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

“Tenemos que acudir al [consultorio] particular. Tengamos o no tengamos, ora sí que a veces consigue uno dinero para no ver a su familia morirse”, relata.

Una persona le obsequió un lote de medicamentos que dejó un familiar al fallecer, gracias a ello puede seguir su tratamiento, pues en su clínica hay desabasto desde hace meses. Ha visto desfilar a varios políticos que sólo prometen una mejor situación mientras están en campaña, pero al llegar al poder jamás cumplen.

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Por si fuera poco, Juana de 62 años de edad, quien disfruta bordar y cuidar de sus animales, padece hipertensión, dislipidemia y obesidad. Esas enfermedades, han revelado estudios realizados por especialistas en distintas partes del mundo, son provocadas –entre otros factores– por el consumo de bebidas azucaradas y comida ultraprocesada.

Es por ello que Juana se despide de la cámara con un mensaje en lengua mazahua, dirigido a la población mexicana: “Yo les pediría por favor que dejen de consumir refresco porque vivir con diabetes es muy difícil”.

Fuente/sinembargo

Publicado por
Redacción Quintana Roo
Etiquetas: encorto