Espectáculos

Kristin Cabot rompe el silencio tras escándalo viral

Redacción / Grupo Cantón

Meses después del video viral en un concierto de Coldplay, Kristin Cabot habló por primera vez sobre las consecuencias del episodio.

EEUU.- Kristin Cabot rompió el silencio meses después de que un clip grabado durante un concierto de Coldplay la colocara en el centro de una polémica global. En su primera entrevista tras el escándalo, Cabot relató a The New York Times que el momento, conocido en redes como #coldplaygate, le costó su carrera profesional y la expuso a una ola de vergüenza pública, acoso y amenazas.

El incidente ocurrió el 16 de julio en el Gillette Stadium, en Foxboro, Massachusetts, cuando Cabot apareció abrazada con su jefe, Andy Byron, entonces CEO de Astronomer, en la “kiss cam” del concierto. Ambos intentaron ocultarse, mientras el vocalista Chris Martin bromeaba desde el escenario sobre una posible “aventura”. El video superó rápidamente los 100 millones de reproducciones y convirtió a Cabot, de la noche a la mañana, en blanco de burlas y ataques en redes sociales.

Cabot reconoció que tomó “una mala decisión” y que actuó de forma inapropiada tras consumir alcohol, lo que la llevó a asumir la responsabilidad y renunciar a su puesto. Sin embargo, describió el nivel de hostigamiento que enfrentó: insultos, señalamientos sobre su apariencia, cientos de llamadas diarias, paparazzi afuera de su casa y amenazas de muerte. “Fui etiquetada como una zorra, una rompehogares y una cazafortunas”, relató al diario.

La exdirectiva insistió en que no mantuvo una relación sexual con Byron y que el beso en el concierto fue el primero y el último. Tras el episodio, ambos informaron a la junta directiva de la empresa, pero para la mañana siguiente el tema ya había explotado en TikTok. Cabot también confirmó que solicitó el divorcio y aseguró que ahora no busca el perdón de internet, sino comprensión, especialmente para sus hijos: “Puedes cometer errores, pero no mereces ser amenazado de muerte por ellos”.

Publicado por
Daniela Balbuena