Jocelyn Díaz / Grupo Cantón
La actriz reflexiona sobre su experiencia que le permitió desafiar sus miedos y descubrir su pasión por la cocina.
México.- Para Andrea Noli, entrar a MasterChef Celebrity no solo fue cumplir un sueño, fue también un viaje de transformación personal, una oportunidad para desafiarse a sí misma, romper miedos y salir fortalecida, no solo como cocinera, sino como mujer, actriz y madre.
“Siempre fui fan del programa, lo veía desde hace varias temporadas, y aunque me gusta cocinar, jamás lo había hecho con la seriedad que implica MasterChef. Cuando llegó la propuesta dudé, porque me consideraba una neófita, pero me llamó mucho competir. Todos entrábamos casi en igualdad de condiciones y vivir esta experiencia fue de lo mejor que me ha pasado”, compartió con emoción.
Con el corazón en la mano, Andrea confesó que cada paso en la cocina más famosa de México fue un reto monumental: desde correr al mercado con el tiempo encima hasta preparar platillos en tan solo 60 minutos, muy lejos de sus tardes tranquilas entre vinos y charlas en casa.
Pero lo enfrentó todo con valentía y se sorprendió a sí misma:
“Me hizo sacar lo mejor de mí y mostrarle al público cómo soy en realidad. Me demostré que sí se puede, que cuando te propones un objetivo y haces todo por lograrlo, los resultados llegan”.
Aunque no se coronó campeona, Noli no tiene ninguna duda de que ganó en muchos otros sentidos.
“Estoy encantada con el proceso, con haber llegado al final y con el resultado. Daniel se merecía ganar. Yo estoy orgullosa del menú que presenté. Tuve algunas fallas con mi postre, pero al final se logró”.
Una nueva Andrea
En su reflexión más íntima, Andrea reconoció cuánto cambió desde que cruzó por primera vez esa emblemática cocina:
“La Andrea que entró no es la misma que salió. Me enamoré más de la cocina, descubrí que tengo buen sazón y que me atreví a experimentar con ingredientes nuevos. Y en lo personal, reafirmé mi filosofía de vida: si tienes un objetivo y te aplicas, llegas a buen término”.
Pero también hubo momentos difíciles, y ahí, su mayor motor fue su hija. “Mi Valentina adorada siempre me echa porras, en este proyecto estaba más nerviosa que yo. Me daba aliento, me tuvo fe cuando yo flaqueaba, me apapachaba cuando estaba triste. Fue mi amuleto de la suerte”.
De vuelta a los escenarios
Con esta experiencia grabada en el corazón, Andrea regresa ahora al mundo actoral con una maleta cargada de aprendizajes y renovada seguridad:
“Me siento fortalecida, con más autoestima. Ahora toca volver a la realidad del actor: picar piedra, hacer castings, demostrar que eres apto para el proyecto. La serie de Chespirito me trajo muchas cosas lindas, pero esto no se detiene, hay que seguir confiando en que los sueños se cumplen”.
Y es que, para ella, MasterChef no fue solo un programa de cocina, fue un espacio de encuentro humano:
“Fue muy atinado que hicieran esto de las generaciones. Aprendimos mucho unos de otros. Es un programa que inspira, que une familias. Donde el sazón, el corazón y las emociones se ponen en una olla y se entregan a quienes más queremos”, puntualizó.
