Cultura

Soy del Sur: un espectáculo que llena de orgullo y tradición

Jocelyn Díaz / Grupo Cantón 

Desde los primeros acordes de la jarana yucateca, el público se emociona, mientras las faldas vuelan y los zapateados resuenan con fuerza.

Cancún,-Desde el primer acorde, el escenario se inunda de colores vivos, bordados que cuentan historias y sones que hacen vibrar el corazón.

Así comienza “Soy del Sur”, la más reciente producción de la Compañía Municipal de Ballet Folclórico, que cada domingo a las seis de la tarde convierte el Teatro de la Ciudad en un punto de encuentro con la identidad y la tradición.

Desde los primeros acordes de la jarana yucateca, el público se emociona, mientras las faldas vuelan y los zapateados resuenan con fuerza.

La elegancia del sarao campechano, con la novia del mar luciendo su tradicional Flor de la Malagueña, arranca aplausos y suspiros.

Cada cuadro está muy bien cuidado y cobijado por una excelente iluminación que hace lucir más esos coloridos vestuarios, los giros y la expresión de 12 grandes bailarinas y bailarines que viven cada pieza, comandados por grandes talentos como Pamela Estrada , Tomas Silva y Normanda Encalada hacen de este espectáculo toda una joya visual, auditiva y sensorial.

El recorrido no se queda en la península. La función avanza y el sur de Quintana Roo aparece con su alegría festiva; Hidalgo se asoma con sus danzas llenas de nostalgia; Veracruz pone sabor con sus sones de la bruja, del café y del palomo; mientras que Jalisco cierra con la fuerza de sus alazanas, el Son de la Negra, el Jarabe Tapatío y la emblemática Culebra.

Ver al tradicional mariachi y escuchar “Viva México”, nos llena de orgullo el corazon, la gente baila y siente, nos damos cuenta que México es alma, es vida y que la música y este desfile de danzas típicas, son un mosaico de tradición.

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“Soy del Sur” despierta el orgullo de pertenecer a una tierra de diversidad infinita.

Es también un recordatorio de que las tradiciones no son piezas de museo, sino expresiones vivas que siguen emocionando y contando historias.

Cada domingo, a las seis en punto, el Teatro de la Ciudad abre sus puertas para este viaje que no requiere maleta, solo la disposición de dejarse envolver por la música, el color y la alegría de nuestras raíces.

La entrada es libre, pero la emoción que deja en el corazón del público es invaluable.

Publicado por
Javier