Cultura

Halloween: ¿Por qué nos disfrazamos en esta noche tan especial?

Daniela Balbuena / Grupo Cantón

A lo largo de los siglos, esta práctica evolucionó desde un intento por engañar a los espíritus hasta convertirse en una expresión cultural y creativa en todo el mundo.

Cancún.- Cada 31 de octubre, millones de personas alrededor del mundo se disfrazan para celebrar Halloween, una festividad asociada con dulces, bromas y personajes del cine o la cultura pop. Pero detrás de esta costumbre moderna hay siglos de historia, supersticiones y transformaciones sociales que explican por qué vestirse con otro rostro forma parte esencial de esta celebración.

Los orígenes del uso de disfraces en Halloween se remontan al antiguo festival celta de Samhain, celebrado hace más de 2,000 años en las islas Británicas. En aquella época, se creía que durante esa noche el mundo de los vivos y el de los espíritus se entrelazaban, por lo que las personas usaban máscaras o pieles de animales para pasar desapercibidas ante seres sobrenaturales. Algunas versiones apuntan a que, escondidos tras esos disfraces, también se hacían bromas entre aldeanos, culpando a los fantasmas por las travesuras.

Con el paso del tiempo, esta celebración fue adaptada por la Iglesia católica como la Víspera de Todos los Santos (All Hallow’s Eve), lo que eventualmente dio origen al término “Halloween”. El uso de disfraces persistió, aunque su significado fue transformándose. Para inicios del siglo XX en Estados Unidos, la festividad aún tenía un aire sombrío y los atuendos eran improvisados, muchas veces inspirados en la muerte o lo macabro, reflejando el vínculo original con el mundo de los espíritus.

Fue durante las décadas de 1920 y 1930 cuando comenzaron a surgir los disfraces influenciados por personajes de la cultura popular. Posteriormente, con la llegada de la televisión y la expansión del mercado de consumo, Halloween evolucionó hacia una celebración masiva en la que los disfraces se volvieron comerciales, creativos y más ligeros, pasando del anonimato tenebroso a la representación de superhéroes, celebridades o criaturas fantásticas.

Hoy, Halloween es una de las festividades no religiosas más populares del mundo, celebrada no solo en países de tradición anglosajona, sino también en América Latina y otras regiones. Aunque su sentido espiritual original se ha desdibujado, el disfraz sigue siendo un elemento clave: un puente entre lo lúdico y lo ancestral, que permite a las personas jugar, explorar otras identidades y, en cierto modo, rendir homenaje a una noche en la que —según la tradición— el mundo se vuelve un poco más misterioso.

Publicado por
Daniela Balbuena