Jocelyn Díaz / Grupo Cantón
Cancún.- Hacer luz desde la sombra. Así define Antonio Vega, autor y director de Django con la soga al cuello, el propósito de una obra que combina teatro de objetos, tecnología y una profunda reflexión sobre la salud mental.
Presentada por Piedad Teatro en colaboración con Teatro UNAM, la pieza formará parte de la 45 Muestra Nacional de Teatro, y se erige como una de las propuestas más innovadoras de esta edición.
Con una trayectoria que apuesta por la creación de obras significativas y la difusión del teatro mexicano dentro y fuera del país, Antonio Vega, miembro fundador de Piedad Teatro junto a Ana Graham, comparten en entrevista realizada por Dalia López, parte de la Coordinación Nacional de Teatro, que Django nació durante el confinamiento, como un ejercicio de introspección artística y emocional.
“Comenzó con materiales reciclados, maquetas caseras y grabaciones con el celular”, recuerda. “Fue una película artesanal que, al trasladarla al escenario, quisimos mantener fiel a su origen: el riesgo, la sencillez y la honestidad del proceso”.
La puesta en escena combina títeres de gran formato, música en vivo, efectos sonoros (foley), circuitos cerrados y un lenguaje cinematográfico, logrando una experiencia sensorial que entrelaza lo visual con lo emocional. Sin embargo, Vega aclara que el verdadero eje de la obra no es la técnica, sino la mirada ética hacia la depresión.
“Django habla de la dificultad creativa, de la depresión sin frivolizarla ni dramatizarla en exceso”, explica. “No queremos decir ‘todo lo que necesitas para salir de la depresión es tener un perrito’. No. Hay pequeños pasos que no solucionan la vida, pero ayudan a mirar fuera de uno mismo. Pensar en los otros puede sacarte del ensimismamiento”.
Esa búsqueda de equilibrio entre sombra y luz atraviesa toda la estructura de la obra. La tecnología no sustituye la emoción, sino que la amplifica. Cada títere, cada sonido y cada encuadre están diseñados para provocar empatía sin renunciar a la poesía escénica.
El montaje se sostiene en un equipo que, más que acompañar, co-crea. Ana Graham, directora de cinematografía y vestuario, imprime una sensibilidad visual que dialoga con la poética de los objetos. María Kemp aporta la dimensión sonora desde el foley en vivo, mientras que Cristóbal MarYán y Nicolás García Lieberman componen la música original.
A su vez, Héctor Cruz asesora el diseño multimedia y Bruno Rosales coordina la edición de video en tiempo real, generando una coreografía audiovisual precisa y envolvente.
El elenco, conformado por Belén Aguilar, Emmanuel Lapin, Alfredo Veldañez, Mónica García y Joaquín Herrera, alterna con Paulina Álvarez y Baruch Valdés, en una dinámica de interpretación que privilegia la sincronía, el ritmo y la sutileza.
El trabajo visual se complementa con el diseño escenográfico y de iluminación de Anna Adrià, basado en el trazo original de Víctor Zapatero, quienes crean atmósferas íntimas donde incluso la luna y las flores cobran vida.
Django con la soga al cuello se presenta este jueves 06 de noviembre a las 19:00 horas en el Teatro de la Ciudad, entrada libre al público en general.