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28 marzo, 2024

Letras de cambio

Bibiano Villa nombrado en Tecamac…

Cuando la lógica nos llevaba a la noticia de una orden de aprehensión en su contra, el general Bibiano Villa Castillo, fue nombrado secretario de Seguridad Pública en un municipio del Estado de México, gobernador por Morena, por una mujer que se arrepentirá como de sus peores pecados.

Reproduzco la que su publicó en Quintana Roo, en el Portal Noticaribe, el 18 de abril de 2013, después de mi renuncia como jefa de asesores del susodicho: “… para mí es muy sencillo, si lo que está mal es la realidad, tienes que entender que llega un momento en el que tienes que retirarte, porque no pudiste cambiarla. Si ni siquiera quieren escuchar cuál es la realidad, no quiero ser parte de ella”.

No querer ser parte de una realidad, de corrupción, que no podía cambiar. Por eso, después de haberle renunciado 16 veces al gobernador, me retiré. Dejando claro que había una red de complicidades consentida. Ejemplo, en Cozumel: “… en la isla todos se regodeaban con el narcomenudeo, y cuando empecé a detener taxistas, porque es lo que hay que hacer, ellos venden la droga a los turistas, me lapidaron. Entonces, cómo limpiamos…”.

Y, profética, dije: “El siguiente paso en convertirnos en Ciudad Juárez, en ese Norte del país dominado por criminales”.

Así fue.

Bibiano Villa era utilizado por el gobernador para espiar a sus novias, a su esposa, a sus adversarios políticos como Carlos Joaquín. Eso provocó que le fuesen toleradas sus locuras. Publicada mi declaración: “Villa es un asesino que se regocija en serlo”. Esto en abril de 2013, quiero insistir.

¿Por qué la presidenta municipal de Tecámac, Mariela Gutiérrez, no revisó lo que está escrito, lo que consta en redes sociales, sobre el general Bibiano Villa antes de nombrarlo?

Mi entrevista termina diciendo que el general “se orina en las leyes”.

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Antes, en mi libro “Mis Generales”, había escrito sobre Villa en Coahuila, en el gobierno de Humberto Moreira, en cómo se jactaba de decir que “había hecho gusanitos” a quienes detenía.

Lo que nunca ha negado Villa. A su salida de Quintana Roo, cuando era imposible aguantar sus excesos, hasta para el gobernador Borge, asumimos que ahora sí tendría que retirarse. O que habría una orden de aprehensión en su contra, por el desastre que hizo con el presupuesto que recibió. En lugar de esto, ya muy cerca de los ochenta años, vuelve a ponerse el uniforme de policía.

Y lo hace en un municipio conurbado con la Ciudad de México, donde viven más de 500 mil personas.

¿Por qué una mujer, presidenta municipal en el Estado de México, perteneciente a Morena, puede nombrar a alguien así? Y no hablamos de fama pública, no únicamente. ¿Es la mano dura que necesita, desapareciendo a presuntos delincuentes?

Qué inmenso retroceso con este nombramiento.

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