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18 abril, 2024

Lo que bien se dice... bien se entiende

Co-responsabilidad social

Una casa limpia habla bien de quien la habita, al igual que una ciudad ordenada y una imagen urbana con un marco visual que conjugue elementos naturales y los construidos por el hombre a través de las diferentes esferas de gobiernos, grupos empresariales y los mismos habitantes, en armonía con los usos y costumbres de la ciudadanía y la vocación sectorial productivamente hablando.

Actuar con responsabilidad social privilegia el bien mayor, el bien común, en otras palabras, se subordina el interés particular por el interés social o colectivo, se pone muy por encima el bien estar de la ciudadanía, se piensa en los ciudadanos antes que en la ciudad y en ésta antes que en la empresa o ente gubernamental y aun así estos últimos son primero que los propios empresarios o titulares de las dependencias o representantes populares.

 

Antes de continuar, es importante aclarar que es la responsabilidad social empresarial (RSE), y ésta se define como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y ambiental por parte de las empresas, con el objetivo de mejorar su situación competitiva, valorativa y su valor añadido. Según la Secretaria de Economía.

Pero ¿quién debe tener claridad en esta concepción de responsabilidad social?, pues las empresas y quienes las dirigen, y ¿Quién más? ¿Acaso hay corresponsables?, pues claro que sí, puesto que las empresas están reguladas por las normas, leyes, reglamentos y todo el marco legal que las rige, el responsable de aplicar la legislación se convierte en co-responsable.

Lamentablemente en muchas ciudades, incluida la nuestra, hay evidencias de la falta de corresponsabilidad social, en otras palabras, podría caber hasta el nombre de irresponsabilidad social, invirtiendo la pirámide de prioridades al buscar el beneficio personal por sobre todo lo demás y esto repercute en la mala imagen urbana, en temas de inseguridad, falta de planificación estratégica, acciones aisladas, escases de presupuesto para mantenimiento de proyectos, falta de coordinación, evaluación y seguimiento.

Ejemplos claros para ilustrar lo antes expuesto, entre otros, exceso de espectaculares en avenidas principales o carreteras que provocan una alta contaminación visual y distracciones que podrían terminar en accidentes fatales, cantidad de teléfonos públicos en desuso, paraderos desechables que cuestan un dineral y son tan frágiles que en un corto plazo están en condiciones de riesgo, fuentes en accesos a fraccionamientos que una vez pasado el periodo de venta, sirven solo como criadero de moscos, destrucción de calles inmediatamente después de haberse pavimentado, edificios abandonados grafiteados, etc.

Si queremos una mejor ciudad y sociedad, es necesario asumir la corresponsabilidad social como una forma de vida ordenada y generosa.

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