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17 abril, 2024

Astillero

Tecnopriista Meade: cautela e insipidez

“Mártir” Anaya: ayuda internacional
Peje empanizado para “defensa”
Germán, Cuevas y Chema

 

El primero al turno fue José Antonio Meade, en el edificio central del Partido Revolucionario Institucional. La forma del acto fue de un priismo clásico, subrayado el estilo con un maestro de ceremonias que con voz de emergencia y a la menor provocación soltaba frente al micrófono dominante todo tipo de porras y consignas, desde el ya tan ajado “¡Sí se puede!” hasta concesiones de género como “¡Juana, primera dama!”. Ya no fue necesario que Meade implorara a los priistas que lo hicieran suyo: ya lo es, sin necesidad de credencial, aunque sí con el toque propio de su oficio: tecnopriista.
Ausente estuvo el político de mínimas calificaciones demoscópicas pero máximas pretensiones de continuidad, Enrique Peña Nieto. Pero el acto en Insurgentes Norte se desarrolló con una cautela y una insipidez que pareciera pensado y ejecutado para no generar ni un principio de agruras en algún salón de monitoreo instalado en Los Pinos.

“Pepe Toño” se aventuró a invocar de manera desvaída a Luis Donaldo Colosio y la hambre y sed de justicia que el sonorense dijo ver en 1994, e hizo alguna enumeración de los males actuales del país, en lo que podría parecer una acusación o reproche al jefe Enrique, pero que no pasó del registro de las frases necesarias para aparentar que algo de cambio o corrección propone el tecnopriista que ha sido secretario de estado en cinco ocasiones.

En todo caso, la miga del discurso pronunciado al ¿celebrar? los 89 años de vida del partido tricolor estuvo en las referencias a los opositores. Meade, sin precisar nombres ni apellidos, dijo que ningún candidato puede usar la contienda presidencial para lavar culpas y que el que la hace, la paga. También aseguró que los priistas no van a permitir que México regrese a ser un país de caudillos y Mesías.

Apenas terminaba Meade de hablar y ya estaba Ricardo Anaya Cortés anunciando, a las 11:44 horas, que a la 1 pm daría “un mensaje muy importante a nombre de #PorMéxicoAlFrente”. Como en el caso de Meade, la aspiración de realce fue menor que la realidad alcanzada. En ambos casos se aumentó el grado de “riesgo”, con el tecnopriista “osando” recordar a Colosio en tiempos aciagos adjudicables a Peña y el panista “osando” señalar directamente al ocupante de Los Pinos como responsable de una persecución política.

A fin de cuentas, el “mensaje muy importante” quedó en más palabrería. Anaya buscó añadir teatralidad a su posicionamiento como “víctima del sistema” y  llamó a Peña Nieto a “sacar las manos” del proceso electoral en curso. En lo que fue el ángulo novedoso de su exposición, advirtió que, de llegar a la Presidencia de la República, impulsará una Comisión de la Verdad, “con asistencia internacional”, para investigar los señalamientos de corrupción que se han hecho contra el mexiquense que va de salida de Los Pinos.

Es muy sugerente la referencia a ese tipo de Comisión de la Verdad, como la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala que se instaló en 2006. Aprovechando el hartazgo ciudadano contra la corrupción impune, y financiando a diversas organizaciones, fundaciones y líderes de opinión, se puede generar un cuadro de conflicto político manejable conforme a intereses de los financiadores de esas “comisiones” o expresiones “de la sociedad civil”, siempre con el Departamento de Estado y la CIA detrás de esos movimientos, según se ha denunciado en diversos foros internacionales de izquierda.

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A pesar de la grandilocuencia de Anaya, e incluso de la mención expresa de varias de las zonas oscuras de la gestión peñista (la Casa Blanca, Odebrecht, las estafas maestras, el socavón de Morelos, y las acusaciones contra Rosario Robles y Meade), el candidato del “Frente” no se atreve a enfrentar abiertamente las preguntas de reporteros respecto al caso de la nave industrial queretana y las decenas de millones de pesos de ganancia que obtuvieron, solo en este episodio, el político y algunos de sus familiares

Ayer, convocó a “conferencia de prensa” que duró doce minutos y no permitió que le hicieran preguntas. Eso no es una conferencia de prensa sino una declaración unilateral que igualmente pudo haber hecho en video, para luego distribuirlo a los medios de comunicación. Como otras veces, Anaya se hizo acompañar de los presidentes de los partidos que le apoyan y de otros “personajes” afines. Esta vez tuvo como novedad la presencia de Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo de quien fue candidato presidencial priista. Fue colocado entre Anaya y Dante Delgado, pues Colosio Riojas es candidato a diputado local por Movimiento Ciudadano en Nuevo León.

Andrés Manuel López Obrador también dio nota dominical, al anunciar un Consejo Asesor Electoral que espera le ayude a detectar indicios fraudulentos e incluso impedir que haya conflictos posteriores al día de las urnas. Dio a conocer cinco nombres, de los cuales tres han dejado recientemente al Partido Acción Nacional: Germán Martínez Cázares, quien va de gane como candidato a senador mediante lista partidista, en un lugar que hace prácticamente seguro que llegue a un escaño, y fue uno de los más ácidos promotores y defensores de la “victoria” de Felipe Calderón en 2006, Gabriela Cuevas, a quien igualmente se le ha dado una vía segura para continuar como legisladora federal, y el actual senador, José María Martínez, un jalisciense que militó durante 27 años en Acción Nacional y que ha generado polémica por sus declaraciones e iniciativas en busca de que las uniones de homosexuales no sean consideradas como “familias” y en contra del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

Los otros dos integrantes de esa comisión son el constitucionalista de renombre, Jaime Cárdenas Gracia, y el especialista en derecho electoral, Horacio Duarte (miembro, éste, del grupo del Estado de México al que pertenece Delfina Gómez, encabezados por Higinio Martínez).

Y, mientras Donald Trump avanza en su estrategia de guerras comerciales, en lo inmediato con aranceles a acero y aluminio, sin que el gobierno de México reaccione más que con suspiros, ¡hasta mañana!

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