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19 abril, 2024

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La Unión Hace la Fuerza

2017 ha sido un año marcado por grandes y graves problemas para nuestro país. Así lo señalan los datos duros que nos arrojan el alza de las cifras de homicidios, robos, secuestros y extorsiones en el territorio mexicano, lo cual hace que este año se catalogue como el más violento.

A ello hay que agregarle los eventos trágicos como los huracanes y sismos que golpearon a miles de personas, que significaron tanto la pérdida de vidas, así como materiales.

Que cambiaron radicalmente de un momento a otro, el día a día de las personas.

Por supuesto en el ámbito político las cuestiones como la corrupción, opacidad, las violaciones a derechos humanos, la prepotencia y arbitrariedades de las autoridades, convergen en este turbio panorama de incertidumbre y desesperanza.

Sin embargo, no hay que olvidarnos de la fuerza ciudadana.

Aquella que nos demostró que sí es posible unirnos y dar auxilio a aquellas personas que jamás hemos conocido, pero que aun así no dudamos en extenderle ese apoyo.

Las brigadas de rescate, la apertura de las casas para utilizar los baños o corriente eléctrica, la gente organizándose para recolectar y distribuir despensas, ropa, cobijas e inclusive juguetes a quienes resultaron damnificados.

O aquellos grupos de pobladores que no esperaron a un análisis, un dictamen o la intervención de sus autoridades locales y federales, para devolver el cauce de un río para darle vida nuevamente a las Cascadas de Aguazul.

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Esos momentos son sin duda los que nos aportaron a quienes vivimos en este país, una enseñanza fundamental: a no quedarnos cruzados de brazos ante los grandes retos que afrontamos; a que la unión hace la fuerza.

El interés y la participación activa en los asuntos públicos –más allá de las electorales- es una manera pacífica y ordenada de empoderarnos. De devolverle el cauce y rumbo a este país.

Participemos en las organizaciones civiles, en las asociaciones de padres y madres de familia, en las organizaciones deportivas, en las asociaciones vecinales, de beneficencia, de profesionistas, en las estudiantiles, voluntarias o en las de promoción de derechos humanos, para reconstruir el tejido social a través de la vida comunitaria.

No dejemos todo a las y los políticos y gobernantes. Seamos ciudadanos de alta intensidad. Tomemos las riendas que devuelvan a este gran país la grandeza de su gente. Hagamos pues que este sea el propósito en 2018.

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