Me dio mucha alegría encontrarme con Miguel Cantón Zetina la noche del festejo del aniversario de Quintana Roo Hoy. Y todavía más gusto compartir el desenfado con que manejó la noche, como si lo importante no fuese sino la gana de convertir, cada día, la noticia en letras impresas.
Como han hecho en su familia de siempre.
Una vocación difícil de entender fuera del medio. Hay que tener el amor por el olor a tinta, ese que ya no existe pero que sigue presente en cada edición de un diario, para comprenderlo a fondo.
Lo que hubo la noche del pasado 23 de noviembre fue una fiesta familiar, entre amigos, entre colegas, con la presencia de Carlos Joaquín, gobernador. Todo sin protocolos, como alguna vez fueron estos encuentros.
Como en su día fue, yo lo conocí como a todos sus hijos que han estado en el medio periodístico, el “chino” Márquez. El iniciador de esta dinastía que fundó, cuando no era fácil hablar de periódicos, en los años setenta, el “Diario de Tabasco”.
Profesión, vocación que hoy asumen las nuevas generaciones de la familia Cantón.
Hacer un diario en Quintana Roo cuando era tiempo propicio para cerrar, para dejar de publicar otros diarios, se antoja una empresa muy arriesgada. Hacerlo con respeto a la libertad de expresión, buscando un equilibrio permanente de cara a la realidad, lo es todavía más complejo. Y esas andamos, hablando en plural de esta casa editorial.
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La concurrencia al festejo fue muy interesante. Porque no le interesó asistir a quienes no tienen respeto, en el mejor sentido de la palabra, por los medios de comunicación. En contraste, Carlos Joaquín estaba accesible, sencillo, grato, como ha sido siempre, en el mejor de los papeles.
La llegada del presidente municipal de Cancún, Remberto Estrada, fue apabullante, con tres fotógrafos que lo seguían mientras, estamos en campaña, él saludaba de mesa en mesa. No había autoridades militares o navales, Rodolfo del Ángel mandó a un uniformado que no hizo sino sacarse selfies, el Fiscal Pech llegó con su esposa, muchos empresarios locales, mucha gente del medio. Irma Ribbon pendiente de todos.
Vinieron los responsables de los diarios hermanos de Campeche y Tabasco. Y hubo un homenaje, singular, a los creadores del himno a Quintana Roo. Una saxofonista tabasqueña agregó sentimiento a lo noche.
No estaban los titulares de las secretarías, excepto Jorge Portilla que no se despegó de la mesa principal, hasta creo que se sentó ahí. Pero tampoco es que hicieran falta. Porque los diarios de la familia Cantón Zetina, desde el primero que fundo don Luis en Tabasco, no buscan ser voceros oficiosos de políticos o gobernantes.
Felipe Ornelas tenía frío. Fue el único asistente que uso un “saco” o chamarra o algo así. Hubo buena comida, buen vino, buenos discursos, buen ambiente de fiesta… ¿Se puede pedir más?
