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18 abril, 2024

Felipe Carrillo Puerto

‘Agonizan’ los sastres

Tras 40 años, se jubila Don Miguel, uno de los pocos hombres del hilo y la aguja en Felipe Carrillo Puerto

FELIPE CARRILLO PUERTO, Quintana Roo.-Gratos recuerdos y emociones es lo que le ha dejado la costura a Don Miguel, quien ante la falta de trabajo ha decidido retirarse de este oficio al que ha dedicado gran parte de su vida.

 

A los sastres de la zona maya, poco a poco se les fue mermando sus ganancias al igual que los clientes, pues los almacenes de cadenas nacionales de ropa fue desplazando el trabajo de los hombres de la aguja y la hilera.

 


Tal es el caso del propietario de “Confecciones Nayra”, quien con 40 años de servicio a la comunidad pretende jubilarse y dejar a un lado su máquina de coser que le ha dado todo lo que tiene en la vida, Miguel Manzanero Calderón, oriundo de Ticul Yucatán, dijo que llegó a la edad de ocho años a Felipe Carrillo Puerto y fue a los 14 años cuando comienza a aprender la sastrería de manos de una persona que no es de su familia, ya que su padre tenía otro oficio.
Entusiasmado por saber costurar, en un mes ya había aprendido demasiado y desde entonces empezó de lleno al que hasta ahora es su pasión.

 

 

NOSTÁLGICA HISTORIA

 


“Solo un mes duré aprendiendo, recuerdo que mi primera sastrería le puse de nombre ‘Confecciones el Vagabundo’, esto se derivó a que varios chavos que les decían ‘vagos’ llegaban a visitarme y de ahí se me ocurrió el nombre”, dijo en tono de en risa.
Para don Manzanero, como es mejor conocido “antes había mucha chamba, esto empieza a bajar cuando las secundarias cambian los uniformes, esos si eran uniformes: los varones pantalones y las chazarrillas con sus hombreras ambas de color caqui, la falda de las niñas plisadas, no como ahora, luego viene la empresa “La Ranita” y demás almacenes y todo esto se empieza a derrumbar”.
El entrevistado con más de 50 años de edad ya con su nuevo taller denominado “Confecciones Mayra” dijo estar agradecido con Dios,

 

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aunque sus hijos no optaron por aprender el oficio se siente bendecido, pues su trabajo le ha traído momentos memorables.
En sus años de servicio, les ha confeccionado ropa a políticos, maestros, doctores, abogados, y ha hecho los uniformes para los paramédicos de la cruz roja.


“Nunca me fijé en lo monetario, no tuve la visión de crear fama y acostarme a dormir, si yo hubiera querido compraba varias máquinas de coser y contrataba sastres pero yo me entregue a la costura siempre quise tener un carrito, un buen equipo de música, ventilador con aspas de helicóptero, ya lo tengo y pronto me voy a jubilar, si yo volviera a nacer volvería a ser sastre, pero sé que ya no podrá ser”, finalizó con la sonrisa que caracteriza a Don Manzanero.(Alejandro Valdez/Quintana Roo Hoy)

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