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28 marzo, 2024

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El gol de Luis Suárez, la ‘vieja confiable’ del Barcelona

Incluso en los partidos más sosos y fríos, la fórmula Messi-Luis Suárez resulta infalible para el Barcelona. Necesitaron los azulgrana de una intervención feliz del 10 y un cabezazo del 9 para batir al Valencia.

El ejercicio defensivo del equipo de Marcelino fue excelente, insuficiente para negar a Messi y Luis Suárez, y al mismo tiempo esperanzador para la vuelta, momento en que el técnico espera recuperar efectivos para que arda Mestalla.

Hay una plaza de finalista en juego y el Valencia se siente animado ante una cita histórica en un torneo tan pasional como la Copa, el torneo por excelencia también para el Barcelona.

Aunque el desgaste es mayúsculo, los azulgrana se baten siempre sin concesiones, un esfuerzo renovado con la llegada de Valverde.

La trayectoria barcelonista tiene su mérito si se tiene en cuenta la poca expectación que despierta la competición en el Camp Nou (50.959 espectadores).

A pesar de no estar afortunado en ataque, no cometió errores en defensa, señal de regularidad y estabilidad, extrapolables a la Liga.

El Barça fue a por el partido y a por la ronda desde la alineación, la misma que formó en el derbi copero, rematada con un tercer delantero como Aleix Vidal y no por un cuarto medio (Paulinho o Coutinho).

Valverde era consciente de las limitaciones del Valencia, diezmado por las ausencias de Guedes y Kondogbia, y quería alcanzar Mestalla con un buen colchón del Camp Nou.

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No funcionó del todo el plan del Barcelona.

Aunque la determinación azulgrana contrastaba con la cautela del Valencia, nadie amenazaba el 0-0. Apretaban sin rematar los barcelonistas y se cerraban y defendían mejor los muchachos de Marcelino.

Atento al repliegue, precavido ante las transiciones del Valencia, el Barça funcionaba bien en la presión y fallaba en la precisión, bien aireado por sus laterales y poco finos los interiores, incluso Messi.

Había que calentar un buen rato para combatir el frío y la humedad del Camp Nou.

Pocas ocasiones

No acababa las jugadas el Barcelona. A su juego de posesión le faltaba ritmo, lucidez y tiro porque no se contaban ocasiones ante Jaume Domènech.

No sincronizaban los medios con los delanteros y no paraba de intervenir el irreductible Aleix Vidal.

El partido se convirtió en un canto a la paciencia azulgrana mientras el Valencia sobresalía en la anticipación, el bloqueo y la organización defensiva, el sello de Marcelino.

A la media hora no se contaba ninguna intervención de los porteros, inédito Cillessen y muy bien resguardado Domènech.

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Estéril, poco profundo, y sin juego interior, el Barça no encontraba la manera de descerrajar al tapado Valencia.

La primera vez que salió directo hacia el área barcelonista, Sergi Roberto se jugó la tarjeta roja en una dura entrada a Pereira, sustituido por Maksimovic.

No pasaba nada porque no entraba en juego Messi. El 10 despertó al salir del camerino y apuntó con su zurda a Jaume.

Aunque el disparo dio en el lateral de la red, fue muy celebrado por la afición, escasa, aburrida, helada, quejosa por perder la noche en una semifinal de las Copa del Rey.

También despabiló el Valencia, más a gusto con el balón y amenazador con un buen disparo de Parejo.

El encuentro se abrió y los futbolistas encontraron espacios para jugar, sobre todo los del Valencia, porque el Barça no juntaba bien las líneas, demasiado largo y falto también de desequilibrio, motivo de sobras para que entrara en escena Coutinho.

Entonces, en el momento en que prendía la emoción, aparecieron las mejores sociedades del Barça.

Iniesta tocó el balón para Jordi Alba, el lateral conectó con Messi y el 10 montó una jugada preciosa desde la línea de fondo que culminó con un delicioso centro al segundo palo para la cabeza de Luis Suárez.

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Valverde redobló la apuesta con Paulinho y Alcácer.

El partido giró a favor del Barça. Acostumbra a pasar a la hora de juego, cuando los rivales acusan la fatiga, y se ven obligados a achicar ante la embestida del Barça.

El Valencia, sin embargo, aguantó muy bien e incluso obligó a una acción desesperada de Cillessen, que midió mal una salida tras una contra del plantel de Valencia.

No tiene suerte Marcelino ante el Barça. El reto es mayúsculo: eliminar al campeón y disputar el título, cosa que, por otra parte, no quiere consentir el Barça de Messi y Luis Suárez.

No perdona el 9 —16 goles en los 16 últimos partidos—, autor de un tanto de gran valor en la Copa. Mestalla, sin embago, no será el Camp Nou.

Con información de El País

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